El vicepresidente del Consejo Nacional de Innovación para la 
Competitividad, José Miguel Benavente, participó en la segunda jornada 
del "Seminario Cultura y Economía: creatividad para el desarrollo",
 organizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. La 
instancia tuvo como propósito crear un espacio de debate en torno a la 
situación chilena, además de contextualizar las propuestas traídas por 
los invitados internacionales -economistas y expertos en fomento de las 
industrias creativas- a la experiencia nacional. 
A su vez, en el marco de la revisión de la Estrategia Nacional de 
Innovación que el Consejo ha estado realizando durante este año, se ha 
reconocido como uno de los ejes clave el fomento de una cultura que 
propicie el emprendimiento y la innovación.
El CNIC entiende la cultura como el espacio en el cual nacemos y nos 
desenvolvemos, expresando nuestras maneras de relacionarnos, siendo a la
 vez el entorno histórico que crea pertenencia, donde aprendemos a 
percibir lo mal o bien visto, lo común de lo inusual, etc.
En este contexto, el emprendimiento innovador está sin duda modulado 
por el trasfondo cultural, siendo imperativo potenciar la apertura 
requerida en un mundo globalizado donde los cambios no esperan que la 
sociedad esté preparada para recibirlos.
El Consejo está convencido de que las manifestaciones culturales que 
surgen en una sociedad constituyen un activo que produce beneficios en 
distintos aspectos, que no solo se expresa en una dimensión económica, 
tal como ocurre también con la ciencia y la educación. Desde esta 
perspectiva, las artes y las ciencias son también el ámbito fundamental 
para crear y reflexionar, el espacio donde se rearticula el mundo y se 
"inventa" el futuro, abriendo nuevos horizontes de posibilidades para la
 humanidad.
Por ello es relevante que el Estado apoye y nutra las expresiones 
culturales, estableciendo una base para que surjan y se desarrollen, a 
la vez que oriente y privilegie aquellas que, desde el punto de vista 
del desarrollo y la innovación, tengan el potencial de transformar las 
conversaciones que determinan nuestras perspectivas de futuro.
Objetos inteligentes
Hace
 unos 2,5 millones de años, el ser humano (o alguno de sus antecesores) 
empezó a crear y utilizar diferentes herramientas de piedra haciendo uso
 de la 
tecnología para crear objetos que le ayudarían en diferentes tareas (cazar, cortar, defenderse…). Era el comienzo de la 
Edad de Piedra.
 
Hoy, sumergidos totalmente en la 
era digital,
 la tecnología ha evolucionado tanto que diseñadores, ingenieros u otros
 creadores de objetos se encuentran ante un inmenso rango de 
posibilidades para poder concebir artefactos que satisfagan diferentes 
necesidades (o deseos) del ser humano. Incluso, la posibilidad de crear 
robots u 
objetos inteligentes.
 
Pero ¿qué es un 
objeto inteligente? Un objeto inteligente es aquel que es capaz de 
“percibir” una situación, un contexto o una acción, 
“interpretar” dicha situación y 
“actuar”
 en consecuencia. Dicho de este modo, podemos pensar que estas pautas 
son similares a las del ser humano o a las de cualquier ser vivo. Pero 
existen grandes diferencias. Los objetos inteligentes perciben mediante 
sensores
 desde los detectores de presencia hasta los detectores de movimiento 
del iris o el reconocimiento de voz. Interpretan esta información 
basándose en 
algoritmos y actúan con motores, palancas, luces, emisores de sonido, pantallas… Por lo tanto, estamos hablando de una 
algoritmos. Además, hoy en día nos encontramos también con objetos inteligentes compuestos por materiales inteligentes o 
smart materials, que basan dicha inteligencia en cambios en su estructura molecular...
 
Como
 dice Donald Norman en "The Design of Future Things", lo inteligente no 
son los objetos, sino sus creadores. El gran reto es que identifiquen 
situaciones y procesen la información correctamente para que sus 
acciones nos resulten previsibles y/o comprensibles. En el momento en 
que un objeto inteligente realiza una acción que no comprendemos, 
comienza la desconfianza…
En el campo de los automóviles se están 
incorporando muchos elementos inteligentes: parabrisas que se activan 
solos cuando son necesarios, luces que se encienden cuando hacen falta, 
sonidos que alertan al conductor que esta despistado o sistemas que 
facilitan el ir dentro del carril. Si todo va bien, perfecto. Imaginemos
 que las luces no se encienden al entrar en un túnel, que el parabrisas 
se pone en marcha sin que llueva o que el automóvil dé constantes avisos
 sonoros al conductor, a pesar de que éste vaya concentrado. O más 
trágico, que el coche no deje al conductor esquivar un obstáculo de la 
carretera para evitar que salga de su carril.



 
  
 
 
En este documento se presenta un diagnóstico sobre la Cultura de la 
Innovación en Chile con el objetivo de identificar las representaciones y
 actitudes que tienen los chilenos frente a la innovación (qué 
escuchamos, qué pensamos, qué sentimos, qué hacemos y cómo hablamos 
sobre el tema), para orientar el diseño de acciones eficaces en la 
difusión e instalación de este concepto en la sociedad.
Este estudio fue encargado por el Consejo de Innovación en el marco 
de la elaboración de la Estrategia de Innovación y fue realizado por la 
consultora Verde. 
DESCARGAR ESTUDIO (pdf):
Diagnóstico de la Cultura de la Innovación en Chile
Adolfo Vásquez Rocca 
  
 
 
 
 
