viernes, 8 de marzo de 2013

Publicado Nº 14 de Revista Observaciones Filosóficas

Publicada
14 de Revista Observaciones Filosóficas http://www.observacionesfilosoficas.net/

Revista Observaciones Filosóficas

Revista de Filosofía Contemporánea, con secciones dedicadas a la Antropología, Estética, Epistemología, Ética, Psicología y Literatura


EDITORIAL por Dr. Adolfo Vásquez Rocca - Director

- La extrañeza propia del pensamiento contemporáneo, y de su devenir con sus cruces, hibridaciones, recuperaciones, olvidos y nostalgias, escuelas y “armadas”  en frentes diversos, arriesga convertirse en un vano gusto por la novedad, en una  “comezón de oír” se interna en las diversas interpretaciones de nuestros  autores emblemáticos, nuestros genios modernos, de Nietzsche a Heidegger, de Freud a Foucault, de Sloterdijk a Bauman; de Jean-Luc Nancy a Virno, Agamben o Esposito, eso que se ha dado en llamar la 'armada italiana' y que –sin duda– lidera las discusiones de este novísimo y vigoroso género filosófico (interdisciplinario) que conocemos como Biopolítica. Asimismo los Estudios estéticos, que hoy más bien debiéramos calificar como Estudios culturales  o  de Nuevos Medios, lo que precisamente Peter Sloterdijk  lleva a cabo como Rector de la Escuela de Diseño de Karlsruhe.
En estos casi 10 años de publicación ininterrumpida, situación curiosamente inusual en las revistas académicas sobre Filosofía contemporánea. Revista Observaciones Filosóficas  ha sido un testigo privilegiado de las trasformaciones, derivas, posicionamiento y capitulaciones de los diversos géneros filosóficos; de problemas, dilemas y controversias que siguen trayectorias a las que hay que estar atentos y que aquí damos un espacio privilegiado, propiciando lo exploratorio e investigativo, intentando construir nexos de sentido, y abordar los tópicos más relevantes del malestar que atraviesa nuestra cultura –asomándose  en los entresijos de la filosofía contemporánea, para develar sus procesos embrionarios y comprender los problemas que hacen a la filosofía desde su mismo origen y gestación.  Este aspecto embrionario y genético es lo más propio de la tarea filosófica, invitar a sus interlocutores a salir del estrecho ámbito de sus ocupaciones individuales para instalarse en el ágora pública, para participar de los relatos fundacionales, para asistir a la génesis, giros y fracturas de los saberes contemporáneos, en los que el pensamiento se busca a sí mismo en un intento de configurar una “imago mundi”, esta antiquísima expresión usada por los alquimistas– una representación del mundo que, apartándose de toda cartografía, expresa su significado mitográfico: es decir, una interpretación del mundo mediante imágenes o elementos que lo representan de una forma cifrada, hermética y polisémica.
El individuo es el testigo de la pérdida de la comunidad. El individuo es alguien  al que se lo define como alguien que sólo tiene relaciones de exterioridad con el otro.  Podemos advertir de inmediato lo que la soledad del individuo puede tener de terrible, de desastroso, de inhumano. Aun cuando, paradojalmente, nos encontremos en plena euforia del individuo.
“El otro” tipificado como extraño por desconocido es un portador innato de incertidumbre, de potencial peligro, siendo, tal vez, su mayor amenaza, el atentar contra la clasificación misma que sostiene el orden del espacio social en el que se inscribe mi mundo. Justamente, los extraños irritan, desagradan, desconciertan porque tienden con su sola presencia a ensombrecer y eclipsar la nitidez de las líneas fronterizas clasificatorias que ordenan el mundo en el que vivimos, y de éste modo, cuestionar de manera radical la presunta comprensión recíproca que el “yo” tiene con el “otro”. El extraño, como cuestionador implacable del orden al que ingresa desde tierras ignotas, ha sido a menudo tipificado con el estigma de ser portador de suciedad, puesto que la suciedad es el caos contaminante que el orden existente pretende expulsar, o bien, contagiado de ambivalencia, puesto que ésta los hace irregulares e impredecibles en sus reacciones.
El principio de incertidumbre, las ciencias de la complejidad, las teorías del caos,  lo hiper-textual, las lógicas paraconsistentes, polivalentes o simplemente de la vaguedad, nos enfrentan al reto de lo incierto, de la zozobra y la perplejidad;  todo en nuestro balbuceante intento de saldar cuentas con nuestra sensibilidad de época, que excede -con mucho-  los límites de la  razón cartesiana.
Cada época  no sólo propicia, sino que también exige el planteamiento de unos determinados temas y unas determinadas preocupaciones. No sólo preocupaciones, sino también obsesiones, como la sospecha de la caducidad  de nuestros certezas.  Lo importante no son los hechos sino sus interpretaciones. La certeza de un hecho no es más  una verdad relativamente interpretada y por lo mismo, incierta. La posmodernidad, por más polifacética que parezca, no significa una ética de carencia de valores en el sentido moral, pues precisamente su mayor influencia se manifiesta en el actual relativismo cultural. La moral posmoderna es una moral que cuestiona el cinismo religioso predominante en la cultura occidental y hace hincapié en una ética basada en la intencionalidad de los actos y la comprensión inter y transcultural de corte secular de los mismos. En este sentido la posmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas bien perfiladas, de las creencias verdaderas, al pensamiento débil, a una modalidad de nihilismo débil, a un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial. Vivimos un tiempo sin certezas.
Los Artículos y textos que aquí se presentan intentan dar cuenta de los latidos de un mundo cuyo pulso es difícil de tomar; y el ritmo en el diagnóstico del pulso  merece ser estudiado porque la historia de su análisis es larga y profusa. He aquí pues un tratado sobre el pulso. 

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